viernes, 6 de diciembre de 2013

Día 340 - La buena de Clotolinda

Hoy me desperté cantando “Justicia”, de Attaque 77. Se acerca la hora de tomar una decisión. De la forma más dolorosa, descubrí que no cuento ni para mi familia ni para mi ex novia ni para el hombre con el que convivo ni para mis amigos de la infancia. Después de casi treinta años de andar vagando por el mundo me parece un poco injusto el hecho de sólo contar con Justicia.
“Así es la vida, m´hijito” me habría dicho mi abuelita si no la hubiéramos llevado a celebrar su cumpleaños número noventa en la parrilla libre en la que siete choripanes, dos morcillas, seis chinchulines y otras tantas porciones de molleja, vacío, bife, costillita de cerdo y matambre, coronados por tres porciones de flan con dulce de leche y crema, trece bochas de helado y un tecito digestivo pusieron fin a la trayectoria de esa hermosa mujer, tan rebosante de luz como de colesterol; tan excedida en afecto como en los triglicéridos.

Mi vieja, siempre tan receptiva con las supersticiones, aún está convencida de que la causa de su muerte fue no haberse detenido en la decimosegunda bocha de helado. “La mató el trece” decía, “el de la mala suerte”. Un poco de razón puede que haya tenido, porque a mi difunta abuelita la habíamos visto comer mucho más que eso en la merienda o en el desayuno sin siquiera sufrir un espasmo.
Más allá del deceso de la buena de Clotolinda, la cuestión está en que, al parecer, Justicia Social es lo único que me ata al país, y aunque siento un profundo amor por ella, no deja de ser una relación que acaba de comenzar. ¿Tengo derecho, entonces, a sobrecargar nuestra relación con expectativas desmedidas? No lo creo. ¿Sería justo cargar a una persona que acabo de conocer con la responsabilidad de hacerme feliz y el peso del destino de mi vida? Lo dudo mucho.
Cuando la vida te acorrala y te deja sin alternativas, las decisiones más complicadas se vuelven tan sencillas como necesarias.

No tengo opción, lo tengo claro ahora. Mañana le daré una respuesta a la falsa Lucrecia.

4 comentarios:

  1. ¡Qué momento, Don Natalio, qué momento!

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    1. Muchas gracias, Fernando. Ni en broma me consideraría digno de ser comparado con una celebridad tan prestigiosa.
      Saludos!

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  2. Presiento que te nos vas Don Natalio!

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