miércoles, 14 de agosto de 2013

Día 226 - Un contacto en la Interpol

Hoy me desperté cantando “Un´estate italiana”, versión de Gianna Nannini y Edoardo Bennato. Como no sucedía hacía mucho tiempo, Vicky cantó conmigo. Ella era Edoardo y yo Gianna. Al concluir la canción, nos abrazamos emocionados. Debo reconocer que me dolió tener que mentirle luego de un momento tan sentido, pero no tenía alternativa, porque tenía que ir a la redacción del semanario barrial “La Tos de la Recoleta” a reunirme con Luis Miguel, el detective que contraté para que encuentre a mi padre.
Para que no quisiera acompañarme, le dije a Vicky que iría a la Fundación a leer con mi primo Luján, de Luján, el informe de trescientas setenta y cinco páginas que había confeccionado Catalina. Algo de cierto había en lo que dije, porque camino a la redacción pasé por el conventillo y le dejé el informe a Luján con la instrucción de leerlo y prepararme un resumen de no más de tres páginas.

A las once de la mañana ingresé a la oficina de Luis Miguel. Como siempre cuando adoptaba su rol de detective, vestía un sobretodo marrón, un sombrero a tono y fumaba tabaco de una pipa. Sin pedirle permiso ni saludarlo, tomé asiento y fui directo al grano.
—¿Qué sabés de mi viejo? —le pregunté.
—Que tiene un hijo muy maleducado —me respondió.
—Un hijo que no te va a pagar la segunda cuota si no le das información —agregué yo.
—Un hijo que no recibirá información hasta que no salude como corresponde —insistió.
—Buenos días —le dije.
—Buenos días —me dijo—. Tengo un contacto en la Interpol
—¿Y eso qué es, la pileta de un gimnasio? —le pregunté interrumpiéndolo.
—¡No! Es una organización de policía internacional de la que la mayoría de los países del mundo son miembros.
—¿Incluida Argentina?
—Sí, Argentina es miembro.
—¿Y Gabón?
—¡Qué sé yo! ¿Por qué me preguntás por Gabón?
—Y ¿por qué no? Ahora, decime una cosa, ¿qué tiene que ver esta Interpol con mi viejo? —le pregunté.
—Sí dejás de interrumpirme con boludeces te vas a enterar —dijo y, tras una larga pausa, continuó—. Como te decía, tengo un contacto en la Interpol al que le pasé los datos de tu padre. Gracias a su gestión sabemos que tu padre estuvo en Touluse, Francia, el catorce de junio de 1998; en Ibaraki, Japón, el dos de junio de 2002; en Hamburgo, Alemania, el diez de junio de 2006, y en Johannesburgo, Sudáfrica, el doce de junio de 2010.
—¿Nada más? —le pregunté.
—¡Pero, cómo! ¿No te das cuenta?
—¿De qué?
—Las fechas y los destinos —me explicó— coinciden con el partido inicial de la selección argentina en cada una de las Copas Mundiales de fútbol disputadas desde que tu padre se fue de su casa.
—Y ¿cómo saben que estuvo ahí? —le pregunté con incredulidad.
—Porque estuvo preso en todas y cada una de esas ciudades, siempre por el mismo motivo: tratar de invadir el campo de juego. ¿Te das cuenta lo que eso significa?
—¿Qué mi viejo es un pelotudo?
—No. No necesariamente —me dijo—. Significa que ya sabemos dónde y cuándo encontrarlo. El año que viene, cuando Argentina debute en el Mundial de Brasil, podrás buscarlo en el estadio, y si no tuvieras la suerte de encontrarlo, bastaría con que después del partido te acerques a la comisaría más cercana.
—Está bien. Te entiendo. Es todo un avance y agradezco tu esfuerzo —le dije—, pero yo necesito encontrarlo antes de que termine el año, porque el uno de enero cumplo años y es probable que mi viejo sea la clave para desactivar la crisis de los treinta.
Luis Miguel me pidió que tuviera paciencia, se comprometió a seguir investigando, nos despedimos y regresé al monoambiente. Ni bien atravesé la puerta, Vicky, que ya tenía puesto su pijama y sus pantuflas, me preguntó dónde había estado.
—En la Fundación —le respondí—, leyendo el informe con Luján.
—¡Mentira! —me dijo.

¡La puta madre! Se había podrido el rancho.

2 comentarios:

  1. Ahora me intriga tremendamente saber la relación entre los mimos y los mundiales de fútbol.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí también, Fernando. Supongo que los árbitros deben estar metidos en todo esto, porque son de gesticular mucho y hablar poco y nada.
      Saludos!

      Eliminar