jueves, 17 de enero de 2013

Día 17 - Don Natalio Gris

Hoy me desperté cantando “Dale Pascual”, de Los Enanitos Verdes. Anoche fui a la segunda sesión del Grupo de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos. Llegué sobre la hora y ahí estaban, ocupando los mismos lugares que la semana anterior: Samuel, que en realidad se llama Pablo y le cambiaron el nombre porque no pronuncia la “p” hace como siete años; Pato, que no logra hacerle el nudo a las bolsas de residuos; Julio, que no sabe comer con palitos chinos, y Hernán, que perdió el control remoto en el `98 y todavía no lo encuentra. La silla de Vicky, la loca de los guantes de cocina, estaba vacía. Quise creer que se habría retrasado y ocupé mi lugar entre Samuel y Hernán.
—Bueno —dijo el moderador—, la semana pasada le habíamos asignado una tarea al amigo Natalio. Natalio, ¿pudiste pensarlo?, ¿qué decidiste?, ¿te falta un primer nombre o un segundo?
—¿No convendría esperar a que estemos todos? —pregunté en clara referencia a la silla vacía.
—No —dijo el moderador—. La impuntualidad es un problema grave. Además, lo más probable es que Vicky hoy no venga.
—A veces falta —agregó Samuel en tono de confidencia, seleccionando meticulosamente palabras que no tuvieran “p”—. Cuando el hombre del que ella es la hija no consigue traerla en su automóvil, ella directamente no viene debido a que se niega a tomarse un colectivo… Con los guantes le cuesta mucho manejar las monedas.
—Bueno, Natalio —me apuró el moderador—, ¿a qué conclusión llegaste?
—Me parece que Natalio es un nombre tan feo que no tiene sentido perder tiempo con esto. No sé… Si quieren voy pensando en otro problema pelotudo.
—De ninguna manera —dijo el moderador—. ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo? Estás evadiendo el problema. ¿Y qué pasa cuando alguien evade sus problemas? —preguntó al grupo.
—¡Pierde poder de decisión! —dijeron todos a coro, salvo Samuel, que en lugar de “pierde” dijo “resigna” y en lugar de “poder” dijo “voluntad”.
—Ahora —prosiguió el moderador— va a ser el grupo el que decida por vos.
Acto seguido, hicieron una votación a voto cantado en la cual no me permitieron participar. Samuel, Hernán y el moderador sostuvieron que Natalio era un segundo nombre, y Julio y Pato defendieron la postura contraria. Para ellos dos, Natalio era un arquetipo de los primeros nombres. Por tres votos sobre dos había ganado la opción de Natalio como segundo nombre y ya estaban discutiendo acerca de qué nombre anteponer al mío cuando decidí tomar cartas en el asunto.
—Disculpen mi intromisión —les dije— en un asunto que al parecer no me compete, pero me veo en la obligación de impugnar el voto de Samuel por hallarse condicionado por su negativa a pronunciar la letra que en el abecedario figura entre la “o” y la “q”. Paso a demostrarles —dije y me puse de pie ante la mirada atónita de los Pelotudos— Samuel, de acuerdo a tu opinión ¿qué clase de nombre es Natalio?, ¿primero o segundo?
—Segundo —respondió Samuel esbozando una sonrisa entre triunfal e incrédula.
—Y decime, Samuel —volví a preguntar—, ¿qué nombre te parece que tendrían que agregarme?, ¿el primero o el segundo?
Samuel se sonrojó, agachó la cabeza y trató de controlar el temblor de su mandíbula. Con un aire de resignación, levantó la vista y, mirándome con desprecio, dijo:
—El segundo.
—¿Lo ven? —dije a los demás—, pregunten lo que le pregunten, entre primero y segundo siempre va a elegir la segunda opción, porque su problema pelotudo lo inclina a evitar la palabra “primero”. En consecuencia, tenemos un empate. Tendremos que esperar hasta la semana que viene para que Vicky desempate… O, mejor aún, ¡podríamos llamarla por teléfono y preguntarle!
Algo impaciente, el moderador creyó que había llegado el momento de retomar el control de la sesión. Me pidió que me sentara y me felicitó, porque mi actitud al impugnar el voto de Samuel era una muestra clara de que quería recuperar el dominio sobre mi problema. En realidad, yo solamente estaba buscando una excusa para llamarla a Vicky, pero mi intento falló. Cerca del final el moderador me dijo que, como el resultado había sido un empate, había recuperado el privilegio de decidir sobre mi propio problema pelotudo.
—En ese caso —le dije—, tendría que pensarlo.
Al terminar la sesión, me acerqué a Samuel y lo invité a cenar. No quería que me guardara rencor por haberlo expuesto de esa manera, ya que no tenía ningún problema con él. Solamente quise ganar un poco de tiempo para conocer la opinión de Vicky en relación a mi nombre. Me dijo que ya había asumido compromisos y decidimos dejarlo para la noche de hoy. Tengo la esperanza de que pueda darme el teléfono de Vicky. Veremos…
Respecto a mi nombre, no quiero apresurarme, pero pensando un poco me acordé de Don Johnson, de "Miami Vice", y la idea me gustó. Sí, ¿por qué no? Podría agregarme “Don” como primer nombre y pasar a llamarme “Don Natalio Gris”.

5 comentarios:

  1. Muy buena crónica de la segunda sesión Natalio. Rica en detalles y muy buenas descripciones de los sesionistas (gente con problemas pelotudos, obvio).
    META-ANÁLISIS: Estimo que el grupo o Vicky y vos son de pertenencia a clase social alta. Deberías saber que hoy en día está vigente la tarjeta SUBE, que Vicky puede operar en el colectivo perfecta y eficazmente. Natalio: ¿Cuánto hace que no viajas en colectivo o subte? ¿Cuál es el domicilio del Grupo de Ayuda? Me parece que a vos te cabe aquéllo de "No voy en tren, voy en avión" pese a que ya necesitas "alguien a tu alrededor". Don no es un nombre sino que es un título de dignidad. Se nota que Lenguaje no debe haber sido tu fuerte tanto en colegio primario o secundario. Estimo que el soborno a maestras y profesores debe haber sido alto. Legalmente, vas a tener inconvenientes si pretendes "imponerlo" en el Registro Civil; y, desde el punto de vista semántico, "Don" es una palabra con un aura emotiva desfavorable por dos razones: 1º Suele utilizarse en el ámbito de la mafia, camorra o gangsters; y 2º Te sitúa en el problema de base que tenes: te hace más viejo que tu pase a la década de treintas. Estimo que con este meta-análisis de tu diario tenes tema para escribir por un rato. A saber: las ventajas de Vicky al concurrir al grupo, usando la SUBE; ó la alternativa de añadirte un segundo nombre, en apoyo y solidaridad al hermano judeo-latino americano Samuel. Flojo con su impugnación. Eso es "discriminar" a una persona con capacidades diferentes. Yo, si fuera Sami, ya te pongo una denuncia en el INADI. Otra que invitar a cenar!

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    1. Muchas gracias, Hugo, por el comentario. Debo confesar que a veces tengo la impresión de que estás convencido de que escribo una vida o vivo una biografía. Ojalá fuera así. Solamente cuento las cosas que me pasan para que me puedan ayudar a desactivar la crisis de los 30, pero, como cualquier hijo de vecino, no tengo el poder de decidir a mi capricho y antojo lo que vaya a suceder mañana o lo que vaya a hacer la gente que me rodea. A vicky la vi una sola vez en la vida, ¿cómo puedo conocer el motivo por el que no usa la tarjeta Sube? Respecto a mi estrato social, como un jugador de fútbol que se sacó canilleras, yo voy con las medias bajas. En cuanto a mi desempeño escolar, bastará con repasar el día 4 para darse una idea. Por último, para agregarme el nombre "Don" tengo el aval del amigo Don Johnson.
      Saludos!

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  2. Hm. "Capacidad" tiene una p. Es que el problema de Samuel sólo acontece con la p al inicio de la palabra?
    NOTA: Todavía no he leído todos los capítulos, así que tal vez esto se auto responda en breve.

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    1. Muchas gracias, Fernando, por la observación. Salvo que Carlín Calvo haya retomado su actividad de hacker, lo más probable es que el error se deba a un descuido de mi parte. Samuel no pronuncia la "p", sin importar en qué parte de la palabra se encuentre. Las sesiones del GAGPP tienen lugar los miércoles a la noche y yo hago el relato al día siguiente. Trato de ser 100% fiel con los diálogos, pero, por lo visto, a veces me equivoco. Para hacerle justicia al amigo Samuel, corregí el descuido. Es una alegría enorme haber sumado a un lector tan atento a los detalles. Muchas gracias. Saludos!

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